En el mes de diciembre del año 1700 cubre a Belén una manga de langostas creando una preocupación importante por lo que significa tremendo castigo devastador en plantaciones principalmente frutales. Ante tamaña situación el pueblo se reúne recogen gajos de las plantas perjudicadas y marchan al santuario donde previo replique de campanas rezan ante la virgen invocando su mediación para espantar la manga y que esto no continuara y se repitiera, sí su intersección fuera positiva, el pueblo le haría confeccionar para su manto una langosta de oro.
Milagro de los enfermos que en peregrinación llegaron hasta Belén
Este relato se vino transmitiendo de generación tras generación indicándonos que en una oportunidad numerosos enfermos tullidos, ciegos, tuberculosos de distintos lugares que abarca el curato de Belén decidieron realizar una peregrinación en forma conjunta hacia Belén llegando así a los pies de la Santísima Virgen pidiendo alivio o curación de sus males, impregnados de un llamativo esmero y profunda fe religiosa. La mediación de la Virgen no se hizo esperar, al verse los suplicantes recuperar su salud y estar presentes ante un nuevo milagro ofrendado a sus hijos un acto de sublime realidad y que todos podían considerar un nuevo y latente milagro que conmovió las fibras mas íntimas de su emotividad cristiana ante una indecible providencia divina de la virgen
Luego de tres días de permanecía del azote, grande fue la sorpresa del pueblo al constatar un nuevo amanecer con las plantas dañadas reverdecidas y sin rastro de la plaga. La virgen cumplió, el pueblo también
Milagro de los enfermos que en peregrinación llegaron hasta Belén
Este relato se vino transmitiendo de generación tras generación indicándonos que en una oportunidad numerosos enfermos tullidos, ciegos, tuberculosos de distintos lugares que abarca el curato de Belén decidieron realizar una peregrinación en forma conjunta hacia Belén llegando así a los pies de la Santísima Virgen pidiendo alivio o curación de sus males, impregnados de un llamativo esmero y profunda fe religiosa. La mediación de la Virgen no se hizo esperar, al verse los suplicantes recuperar su salud y estar presentes ante un nuevo milagro ofrendado a sus hijos un acto de sublime realidad y que todos podían considerar un nuevo y latente milagro que conmovió las fibras mas íntimas de su emotividad cristiana ante una indecible providencia divina de la virgen
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