sábado, 4 de julio de 2015

Belén, Cuna del Poncho

Majestuosas montañas enmarcan el asentamiento sobre el que se erige la Cuidad de Belén, un lugar poseedor de un acervo cultural e histórico de marcada impronta. Belén es el más antiguo de los territorios de la actual Provincia de Catamarca. La llegada de los Incas al territorio se produjo alrededor del año 1.480. Esta zona del valle Calchaquí estaba poblada por los Hualfines, Culampajaes, Quilmes y Famayfiles, pueblos originarios, se hablaba en general un mismo idioma, el “Quechua”. En 1.557 traspuso la cordillera por el Paso de San Francisco, Don Juan Pérez de Zurita quien en 1.558 funda la primera ciudad de Londres en el Valle del Quimivil, bautizándola con el nombre de Londres de La Nueva Inglaterra, en homenaje a los reyes Felipe II y María Tudor, heredera del trono inglés. Como jurisdicción eclesiástica, conformó el Curato de Londres, comprendiendo la zona oeste del territorio conquistado. Esta ciudad fue destruida por lo que en el año 1.607 se reitera la fundación de Londres y el Valle de Famayfil es elegido como asiento de la nueva ciudad. Pero el río inundaba la incipiente Ciudad por lo que debe mudarse en el año 1.612 nuevamente al Valle de Quimivil. En 1.633 se funda la Quinta Ciudad de Londres (Pomán), con el nombre de San Juan Bautista de la Ribera de Londres. Como cura y vicario de este territorio asume Don Bartolomé de Olmos y Aguilera. Después del gran alzamiento Calchaquí, la jurisdicción de Londres, no quedo en pie por lo que entre 1.630 y 1.636 volvió a poblarse lentamente. La actual Villa de Belén fue fundada el 20 de diciembre del año 1.681 por el Presbítero Bartolomé de Olmos y Aguilera, quien la bautizo bajo el nombre de “Belén”, en honor a la patrona del pueblo: “La Virgen de Belén”. La sugestiva cartelera turística del Departamento seducirá a más de uno: interminables valles fértiles, zonas de cultivos, bodegas, monumentos históricos y antiguas iglesias, entre otros configuran y ensalzan una seductora invitación a conocerla, experimentarla y descubrirla. Su visita lo apasionará desde el encuentro con su gente, sus marcos naturales y la pureza de su ambiente lo conquistarán por completo. Tendrá la oportunidad de conocer antiquísimas culturas y sumergirse en tradiciones y costumbres milenarias. Visitar Belén es una experiencia inolvidable, conocer la calidez y hospitalidad de su gente es simplemente inigualable.

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